Tras una larga y exitosa trayectoria como profesional del sector audiovisual, nadie imaginaría que Zaida Anta se adentró en este mundillo por casualidad: “Yo estudié administrativo, fui madre soltera muy jovencita y necesitaba trabajar para poder sacar adelante a mi hija. Tuve un contacto con una agencia de publicidad y entré a trabajar como administrativo, pero lo cierto es que siempre había sentido atracción por el mundo creativo, audiovisual y artístio”.
Y en aquel entorno, “que para mí fue un impacto siendo tan joven relacionarme con gente del audiovisual y la publicidad”, conoció al que después se convertiría en su marido y socio: el desaparecido fotógrafo Pepe Páiz, bautizado en el gremio como “el gran maestro de la luz y la eterna sonrisa”. “Fue una persona extraordinaria, gran profesional, amante de la vida y compartirla con todos… a nadie le hacía vacío. Compartía su espacio, su sabiduría, su conocimiento con grandes profesionales y alumnos que le adoraban”, recuerda Zaida, al tiempo que asevera: “Fue un compañero de viaje maravilloso e intenso; muchos spots, sesiones fotográficas, eventos… a la espalda, nos entendíamos con la mirada y nos complementábamos”.
En esta línea, nunca olvidará cuando le pidió opinión sobre un trabajo que estaba realizando: “Yo tenía 21 años y me dijo: Zaida, mira por la cámara y dime qué te parece el bodegón”, rememora, mientras explica que no podía creer que “aquel gran profesional que admiraba tanto, me preguntara mi opinión”. Sin duda, le dejó “un gran legado de mucho amor, mucho aprendizaje y mucha fuerza”, a pesar de que el último tramo fue duro porque “te das cuenta que la vida es un paseo”.
Además del crecimiento personal, Zaida reconoce que tuvo la oportunidad de empaparse del talento “de los mejores” de aquella época, convirtiéndose en una gran productora ejecutiva, tanto en el campo de la publicidad como en el cine, la televisión y los eventos audiovisuales: “Me fascinaba que todo el equipo funcionara creando entre todos grandes campañas y proyectos; era una época de auge del sector, había mucha profesionalidad en cada departamento y unos presupuestos bien remunerados”.
Sin embargo, la mejora tecnológica en el sector no fue de la mano del nivel presupuestario del que se había gozado hasta el momento, atenuado por una crisis que asfixió a muchas empresas que se vieron abocadas al cierre, así como muchos profesionales tuvieron que emigrar para seguir desarrollando su labor: “Sufrí un desencanto con la profesión; ya no sentía la vibración de antes, por lo que me dije: tengo que cambiar, porque algo dentro de mí se ha apagado”.
Fue en ese momento cuando decidió que tenía que diversificar su actividad profesional: “Empecé de cero otra vez y me dije, Zaida toca luchar y poner los huevos en otras cestas, no puedes dar toda tu energía a un sector que no entiende de tus necesidades, sacar una familia adelante era mi preocupación, no quiero más puertas cerradas, sabía que ya no existe aquello del trabajo para toda la vida, toca reciclarse, mirar hacia adelante diversificas y creer en mi, a pesar de sentir miedo poco a poco proyecté mi cambio”.
No obstante, ella entendió que “la vida siempre te pone a prueba y te envía señales que te hacen cambiar el rumbo”, compaginando en la actualidad el audiovisual, la gestión del alquiler vacacional y mi gran pasión actual: el Yoga. “Tengo que reconocer que el mundo del yoga y las experiencias vividas me hicieron fuerte, sentí conectar conmigo, con mi verdad, con el sentido de existir observandome más hacia adentro, con los pies más en la tierra, aprendí a respirar, a ser más libre”, relata Zaida, que agradece a Cristina Bermúdez, “una gran mujer, de la que aprendí mucho”, “Hoy en día soy una mujer más serena, vivo más el placer de las cosas sencillas”.
Su camino en el yoga la llevó a formarse en este campo y en los beneficios físico y mental en los niños, especializándose en yoga infantil y siendo reclamada como profesional por varias academias y empresas interesadas en esta disciplina, “ el yoga es una disciplina psicofísica con la que se alcanzan condiciones de gran bienestar para el cuerpo y la mente, llevo ya cuatro años educando y aprendiendo sobre los beneficios del yoga desde que eres un niño, ellos nacen ya con muchos valores que se van perdiendo a medida que crecen por sistemas impuestos ” y en el que, además, cuenta con una alumna especial: “Mi nieta Valentina mi personaje, me ha dado muchísima fuerza para seguir luchando; tiene tanta vida que me enseña todos los días, al igual que el resto de mis alumnos, porque vienen libres, puros de sentimientos y son totalmente transparentes”.
Por ello, su meta actual es “vibrar en la frecuencia de aquello que me alimenta el alma, ayudar a crear un mundo más feliz, fomentar la autoconfianza desde que eres pequeño…inspirándome siempre en la naturaleza”, si los adultos miraran la vida con los ojos de los niños, “el mundo caminaría de otra manera”.