Por Esther María Armas Pérez (Gáldar)
Mi vida, esta vida, en estos momentos, sigue enseñándome que el camino del agradecimiento es complicado. En ocasiones, parece más fácil tirar la toalla; sin embargo, siempre hay algo que se activa en mí, que me hace volver a la batalla de mi vida.
Soy Esther: hija, madre y hermana. Hoy doy gracias a la vida, a mi familia y a mis hijos, que, aunque tienen dificultades psíquicas, son y han sido mis mejores maestros. Ellos me han enseñado nuevos caminos; con ellos aprendí que solo vamos a vivir una vez, y si es así, mejor vivir agradeciendo y dando lo mejor que tenemos.
Muchas veces todo me parece un sueño y, dentro de ese sueño, pueden aparecer pesadillas… ¿Te ha pasado alguna vez tener esa sensación de sueño y pesadilla?
Si es así, agradécelo, porque estás vivo. Hoy podemos decir que es el tesoro y el regalo más grande que nos da la vida, pero, a veces, no pagamos con lo que se requiere, no cumplimos con nuestra parte y eso, amigo, nos pasa factura cuando menos lo pensemos, porque cada acto o cada vez que generes un pensamiento, un sentimiento, una emoción e, incluso, una palabra, tiene una vibración, acción y reacción, consecuencia y resultado. Imagina qué responsabilidad tenemos.
Solo dando las gracias, generas una energía muy potente y atraes más de esa energía. Aunque a veces las situaciones parecen romperte y hacerte pedazos, da las gracias, porque siempre después de una desgracia vienen cosas mejores. Nunca sabemos por qué pasan las cosas, pero si observamos y tomamos conciencia, veremos que todo tiene una razón, aunque muchas veces lo neguemos y queramos que las cosas sean de otra manera, pero así no es. Viene como viene y hay que aceptarlo y agradecerlo, porque las enseñanzas que traen tienen su sentido, su ser, su forma; así es y ha sido la evolución, y todo se repite.
Así que mejor agradecer: por vivir, por respirar, por sentir, por caminar, por tener y por poder dar a los demás lo mejor de nosotros mismos.
Por todo ello: gracias, gracias y gracias.
Para finalizar, les dejo con la cita que he escogido para la ocasión y que resumen muy bien lo que he querido transmitir: “Si vives quejándote, la vida te dará más cosas de qué quejarte. Si vives agradeciendo, la vida te dará más motivos para agradecer”.