Por Jéssica Armas Jorge (Agaete)
Me llamo Jéssica, tengo 42 años y soy la gerente de la Finca La Laja – Bodega Los Berrazales, que se encuentra en el Valle de Agaete. En ella, me encargo de la parte de ventas, eventos, catering y protocolo, así como también de la coordinación de la misma. No obstante, hoy por hoy es mi vida y mi motor cada día.
Esta finca tiene más de 200 años y, en la actualidad, pertenece a la familia ‘Lugo Jorge’. En ella vivieron mis tatarabuelos, bisabuelos y abuelos, porque eran los mayordomos, hasta que, hace 26 años, mi familia la adquirió y comenzó toda esta andadura. Su ubicación no puede ser más espectacular, pues está a la sombra del Tamadaba, y cuenta con más de 12 hectáreas de extensión, adornadas de naranjeros, guayaberos, papayeros, plataneras, aguacateros… Y es que la fruta tropical se da muy bien en esta zona, pero también he de decir, que los productos estrella son: el café y el vino.
La idea de abrir la finca al público surgió hace 10 años, cuando, después de tener la bodega en marcha, vino un día una guía y nos dijo que iba a traer turistas. Al principio, nos negamos, pero allí apareció con ellos y fue tan gratificante la experiencia que optamos por institucionalizar los viernes como día oficial de puertas abiertas.
De esta forma, nos dimos cuenta que el potencial de nuestra propiedad iba más allá de la producción de fruta, café y vino. Y es que el turista también quiere conocer la otra Gran Canaria, la autóctona, no solo la de arena y sol. Por ello, ahora abrimos cada día de 10:00 a 17:00 horas, salvo cuando hay algún motivo especial, como la celebración de La Rama. Para que se hagan una idea de la dimensión de lo que les hablo, les diré un dato: recibimos una media de 80.000 visitantes al año.
El secreto de nuestro éxito se debe a que, cuando el visitante se adentra en la finca, no solo vive una auténtica experiencia para los sentidos, sino que también se sumerge en nuestra historia, ya que le contamos todo el proceso de producción que llevamos a cabo y el motivo de hacerlo de esta forma. En definitiva, se sale de allí con cultura de café y vino.
En cuanto al café, tengo que decir que le tenemos organizado al visitante un tour por todo el proceso, el cual abarca desde su plantación hasta que llega a la taza. Verá la recogida, que la hacemos entre abril y junio, aproximadamente, y luego, esa cereza, como la denominamos nosotros porque extraemos el grano de café cuando está rojo, que es su punto de maduración óptimo, la dejamos secar en camas africanas, que copiamos de Honduras. Allí se quedan entre 25 y 30 días, y, una vez en su punto, la pasamos a una descascarilladora, donde le quitan todas las capas que presenta, que son: la cáscara, el pergamino y el mucílago. No obstante, de cada ‘cereza’ de café salen dos semillas, quedándose el café verde, que es lo que vamos a tostar en nuestra tostadora eléctrica, aunque también la tenemos de gas. Este proceso dura entre 13 y 17 minutos, y, a continuación, lo dejamos reposar unas 48 horas sin haberle añadido nada, porque todo se hace de forma natural. Pasado ese tiempo, dejamos que el grano se calcifique para molerlo, que es cuando ya está listo para la degustación de la maravillosa taza de café que el visitante se va a tomar. Y así es como, además de comprar una bolsita (o más), también se llevan nuestra historia y un cachito de alma, porque en todo lo que hacemos hay mucha pasión y cariño. Además, este año ha sido especialmente bueno en lo que respecta a la producción de café, pues los 3.000 kilos que recolectamos de media al año han pasado a ser unos 5.000, motivo por el que estamos muy contentos y satisfechos.
Por otro lado, el proyecto de la bodega se inició hace 12 años y, paralelamente, empecé a formarme en el mundo del vino, del que ahora soy toda una experta. Lo primero fueron plantar las cepas, que dieron comienzo luego a esos maravillosos vinos que tenemos en este espacio. Mi primo Víctor, que es viticultor, es el que se encarga de ella. Como detalle, me gustaría añadir que Pepe Dámaso nos diseñó la etiqueta de nuestro vino semiseco y nos gusta decir que, al igual que para él cada pintura es una obra de arte, para nosotros cada botella de vino también, porque nos va la vida en ello.
También tenemos otro proyecto muy interesante a punto de arrancar: ‘Casa Romántica’, que era un restaurante que llevaba cerrado una década y mi familia lo compró hace unos meses. Nosotros queremos mantener esa parte de restauración, pero también planteamos una visita guiada por su interior, en el que tenemos pensado organizar eventos. Vamos a trabajar con productos Km 0 y de Gran Canaria, porque aquí tenemos una materia prima espectacular.
Por último, me gustaría recalcar que para nosotros es muy importante generar economía circular en nuestro municipio, ya que, atrayendo visitantes a nuestra finca, también conseguimos que se queden a comer, visitar las tiendas e, incluso, a pasar la noche o varios días. Y es que Agaete está de moda; tanto, que fuimos los elegidos – el pasado 11 de marzo- para acoger uno de los programas de MasterChef, así que, si aún no nos conoces, te invitamos a pasar una agradable jornada en la Finca La Laja – Bodega Los Berrazales, dónde vas a disfrutar de una experiencia muy agradable para la vista, el olfato y el paladar… ¡Nos vemos pronto!