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Ana Guacimara Hernández. 

Decía Bertrand Russell que tres pasiones simples, pero abrumadoramente intensas habían gobernado su vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad.

Coincidiendo con Russell, para entender un poco mi historia me identifico con estas tres pasiones.

Nací en un pequeño pueblo del suroeste de Tenerife, tan alejado que siempre me ha parecido vivir en una ínsula apartada de la propia isla. Quizá esto condicione mi percepción sobre la vida y por ello nunca me ha gustado tener una mirada sesgada, sino abierta como un buen poema de Lorca.

La poesía permitió identificarme personal y colectivamente; desde entonces me acompaña en todas mis acciones. Tras descubrirla en mi etapa final de educación primaria, con los poetas del Siglo de Oro, empecé a escribir una poesía muy ingenua, tratando de imitar a Gustavo Adolfo Bécquer.

Aunque resulte contradictorio, mis inquietudes formativo-profesionales no estaban motivadas por la filología. Me interesaba la criminología y la psicología, incluso estuve a punto de irme a Valencia, influenciada por el criminólogo Vicente Garrido. Finalmente, decidí estudiar psicología y, más tarde, integración social, profesión a la que me dedico actualmente, trabajando en un IES con adolescentes en un aula enclave, aunque la inmigración es un colectivo que tengo pendiente y con el que me gustaría trabajar en un futuro.

En lo que respecta a mi poesía, me interesa visibilizar temas que suelen ser esquivados (el suicidio, los trastornos mentales, la inmigración…) o diferentes pasiones, como la música. Así, la quimera de mi producción literaria está orientada a estas cuestiones. Las obras publicadas hasta este momento son: Desdibujando el Cielo (2010, Makaronesia), Quimera de Medianoche (2012,  Le Canarien), Congo Square, el perfume de Nueva Orleans (2016, Vereda Libros), La vida o nada (2021, Cursiva Books, dentro de la Colección Tigaiga de Acte Canarias), Materia gris (2023, Ibhuku, dentro de la Colección Timanfaya de Acte Canarias), Tarde de moscas en el exilio (2024, Fuerteletra). Además de las publicaciones propias, comparto trece antologías, siendo cinco de ellas internacionales.

Mi jornada laboral la compagino con una actividad autónoma. Soy la coordinadora de un taller de lectura infantil, cuyo objetivo es el conocimiento cultural y literario de Canarias, además de un apoyo escolar complementario y personalizado. Actualmente participan treinta niños y niñas de edades entre los 5 y 11 años de edad. Este taller me resulta especialmente satisfactorio al comprobar que el conocimiento se amplía de manera transversal, implicando tanto a las familias como a sus más allegados. Parafraseando a Anna Gasol: “la familia es el pilar para la creación y el fomento del hábito lector”. Por ello, entrelazando ese hilo conductor, se abren más posibilidades para que los niños y las niñas crezcan amando la literatura.

Hay que ser consciente de que la humanidad necesita una recomposición colectiva, respetando la diversidad y las diferencias individuales. De ahí que todos los días siga intentando sumar por el bienestar generalizado, siendo una mujer que simplemente da amor en todo lo que hace.

“Me dijeron:

— O te subes al carro

o tendrás que empujarlo.

Ni me subí ni lo empujé.

Me senté en la cuneta

y alrededor de mí,

a su debido tiempo,

brotaron las amapolas.”

-Gloria Fuertes-

Ana Guacimara Hernández Martín. Integradora social, poeta, autónoma y coordinadora del Taller de Lectura Infantil AGHM.

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