En 2017, Nieves Ramos Rosario recibió la insignia de oro del Ayuntamiento de Teror, en reconocimiento a su trayectoria personal y profesional como voluntaria en numerosos proyectos sociales y figura clave en el desarrollo de las empresas de inserción en España. Unos años antes, concretamente en 2014, también fue reconocida con el premio Isabel Ferrer que otorga la Generalitat Valenciana con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Y es que esta terorense de El Palmar siempre quiso “salvar el mundo”: “Uno de los principios de la juventud de la época era hacer algo que sirviera a la sociedad”, relata Nieves, mientras aclara que “un montón de años después, porque ahora tengo 62, mantengo el mismo espíritu, porque quiero participar en tener un mundo más justo”.
En este sentido, desarrolla una parte de su compromiso con el empleo y las mujeres desde la presidencia de la Asociación ‘Jambo Olame’, que, en suajili, uno de los idiomas que se hablan en la República Democrática del Congo, significa: Bienvenida a la prosperidad. “Este proyecto nace para apoyar el desarrollo económico de las mujeres congoleñas del SudKivu”, especifica Nieves.
En cualquier caso, el grueso de su actividad profesional se centra en las ‘empresas de inserción’, que “tienen la característica de que la mitad de su plantilla viene derivada de los Servicios Sociales y que necesita un empleo con acompañamiento durante un máximo de tres años, tras los cuales se espera que la persona pueda insertarse en el mercado laboral ordinario con todas las garantías”.
Este modelo se sustenta en el convencimiento de que “no hay posibilidad de una inclusión y una independencia económica real de estas personas vulnerables, si no tienen un puesto de trabajo que les permita relacionarse, desarrollar sus capacidades y tener una nómina a final de mes como queremos nosotras también”
En la actualidad, hay algo más de 200 empresas de este tipo en España, siendo una de las más grandes ‘Red Social Koopera’, donde trabaja Nieves: “Es una cooperativa de segundo grado con más de quinientas personas, donde la mitad son de inserción y la otra mitad de estructura”.
Fiel defensora de este modelo, en cuyo nacimiento y desarrollo ha participado y al que considera “ideal” porque “contempla que las personas puedan tener formación y un empleo con acompañamiento. Es decir, que no se les deja solas durante ese período y, además, así se firma en el momento en el que se materializa el contrato, porque se establece un compromiso entre la persona, los servicios sociales y la empresa, y el objetivo es que cumpla ese itinerario y consiga volver al mercado laboral con todas las garantías”.
En cualquier caso, las empresas de inserción son rentables también desde el punto de vista de las administraciones, ya que, “en lugar de que estas personas estén sujetas a políticas pasivas, es decir, que reciban una ayuda, una pensión o que les paguen el alquiler o la guardería, se consigue que sean autónomas y autosuficientes”, al tiempo que añade: “Por eso decimos que hacemos un retorno social y económico a la administración pública, y que se invierte mejor en crear empleo, que no dando ayudas que, al fin y al cabo, son pan para hoy y hambre para mañana”.
Del futuro, espera que “se tenga en cuenta a las empresas de inserción en todo el planteamiento que se va a hacer con los fondos de reconstrucción”. Y manifiesta que “tenemos la gran oportunidad de aprovechar esta crisis para que se desarrolle la Economía Social y Solidaria, seamos más sostenibles y que haya más igualdad, porque eso también es fundamental”.
Por último, Nieves confirma la creación de una asociación en Gran Canaria, que se llama ‘Incluye’ y que pretende impulsar las empresas de inserción, porque “no tenemos ninguna allí y queremos desarrollarla con el apoyo también del Cabildo Insular y el Servicio Canario de Empleo”.
