“MI AGRADECIMIENTO A TODAS ESAS PERSONAS QUE SIGUEN APOSTANDO POR EL COMERCIO LOCAL Y REALIZAN SUS COMPRAS EN LAS TIENDAS DE SIEMPRE”

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Por Ana María Ferrera Rivero (Teror)

Soy Ana María, la empresaria que regenta en Teror la tienda de decoración, menaje y hogar: Aniter Decoración. Hace 28 años que llevo vinculada a este negocio; primero como ayudante de mis padres –Aniceto Ferrera y Nena Rivero-, más tarde como socia junto a uno de mis hermanos, Carmelo, y, desde hace doce años, como única responsable de un comercio que no es fácil sacar adelante, en el que he tenido que poner mucho empeño para afrontar las situaciones difíciles, pero que, sin duda, me ha hecho crecer como persona y me ha dado importantes gratificaciones.

Cuando echo la vista atrás y pienso en los pasos andados, no puedo dejar de agradecer lo mucho que le debo a mis padres en mi aprendizaje profesional y, en definitiva, de vida.

Nací en Teror, villa de gran tradición comercial, en el seno de una familia que siempre ha trabajado en negocios propios. Mi padre se inició laboralmente junto al suyo en una carpintería y, tras dedicarse algunos años a la venta en una tienda de muebles, decidió con mi madre embarcarse en la aventura que dio como resultado Aniter Decoración.

Entre cortinas, sábanas, mantas y edredones fui creciendo y despertando mi interés hacia la clientela de la tienda, que no venía a ser sino una representación de la sociedad en la que vivimos. Pronto iba a darme cuenta de que mi gran pasión son las relaciones sociales. Y vaya que he disfrutado y disfruto de la atención a los clientes, de ayudarles a canalizar sus ideas y a materializar sus proyectos. Esa es la verdadera razón de que haya dedicado tantos años de mi vida a esta actividad.

Lo que en principio empezó como una ayuda a mis padres, se fue convirtiendo poco a poco en mi empeño cotidiano y así, en mi objetivo laboral. Tuve una gran maestra: mi madre. A ella le debo casi todo lo que sé de este negocio y los valores que se afanó en inculcarme desde pequeña, constancia y dedicación para afrontar los momentos difíciles que acarrea la labor del autónomo.

El año 1998 constituye todo un hito en mi evolución profesional. Fue entonces cuando mis padres nos dejaron el relevo de la tienda a mi hermano Carmelo y a mí. Juntos afrontamos la nueva etapa, debiendo adaptarnos a los nuevos modos de consumo de una sociedad que iba relegando a un segundo plano al pequeño comercio local atraída por la grandilocuencia de los centros comerciales.

La competitividad de las grandes superficies y los efectos del marketing y la venta online han sido escollos contra los que hemos tenido que batallar, pero siempre hemos sido acérrimos defensores de la venta directa y personalizada, priorizando la atención esmerada a cada uno de nuestros clientes.

En 2008 mi hermano decidió emprender por sí solo y abrir un nuevo negocio, por lo que yo me quedé al cargo de Aniter Decoración. Han sido años duros, de un aprendizaje acelerado en gestión empresarial, en las que he tenido que capear dos crisis económicas, pero en las que siempre he encontrado motivos suficientes para sacar una sonrisa y trazar nuevas vías hacia el futuro.

Esta última crisis, motivada por la pandemia, ha sido otro escollo que nos ha dado una nueva lección a todos. Cuando parece que ya has afrontado todos los problemas posibles, surge algo nuevo con lo que no contabas que te vuelve a poner a prueba.

En mi caso particular, puedo decir con satisfacción que, tras el confinamiento, he salido reforzada, con ganas de darle un nuevo impulso al negocio. Quizás mi sector no sea de los más esenciales, pero sí que aporta un servicio básico en el mantenimiento de un hogar que se trasluce también en efectos positivos en nuestra higiene mental.

Con esa esperanza, y con el apoyo incondicional de las buenas personas que me rodean, aproveché el confinamiento para renovar la imagen de la tienda con algunas pequeñas reformas que dieron más amplitud y luminosidad al espacio, donde además hemos empezado a introducir nuevas gamas de productos para diversificarnos.

Esa renovación ha sido posible gracias a la ayuda de mi hermana Sonia, a mi compañera de trabajo Caty y a su hermana Loli, que son un apoyo constante. Pero en el capítulo de agradecimiento, no quiero dejar de mencionar a los dos pilares que me sostienen en los momentos más difíciles, mi pareja, que me ilusiona y me motiva cada día, y mi hija Julieta Liu, el verdadero motor de mi vida.

Vendrán nuevas dificultades, pero con el respaldo de la gente que te quiere y esa clientela maravillosa que llega hasta esta su casa, en Teror, Aniter Decoración afronta el futuro con ilusión renovada. Mi último agradecimiento quiero que sea para todas esas personas que siguen apostando por el comercio local y realizan sus compras en las tiendas de siempre. Gracias.

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