“Matrona no se convirtió en mi profesión, se convirtió en mi forma de entender la vida”

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Por Sheila Torres Álvarez (Gran Canaria)

Mi nombre es Sheila, tengo 32 años y vivo en Las Palmas de Gran Canaria. Soy mujer, madre de un niño de 4 años, matrona de profesión, apasionada de lo alternativo, el crecimiento personal, la espiritualidad y otras muchas cosas que aún no sé. 

La elección de mi profesión fue un cúmulo de causalidades que me fueron llevando hacia ella. Con 17 años, sin haber explorado muchos ámbitos más que la formación escolar reglada, me resultaba difícil escoger una profesión que sintiera que me llenara por dentro. Con muchas dudas llegué a Enfermería, una profesión que a priori ni me gustaba ni me disgustaba, pero que todo mi entorno me repetía que tenía “muchas salidas profesionales” (como si eso fuera lo único que importara a la hora de escoger a qué dedicar gran parte de tu vida). No obstante, era el trampolín para llevarme a matrona, una profesión desconocida para mí, pero que me atraía y no sabía muy bien por qué.

En 2009 acabé la Diplomatura de Enfermería y en 2011 me presentaba por primera vez el examen EIR (Enfermero Interno Residente). Dediqué 8 meses en cuerpo y alma a prepararme el examen, hasta el punto de que 3 meses antes dejé mi trabajo de enfermera de aquel entonces, en una residencia de ancianos, para poner todo de mi parte en lograr mi objetivo de aquel momento. Y ahí estaba yo, en Madrid, en 2011, a punto de firmar mi plaza como residente de matrona, en el lugar que quería y con el puesto 122 a nivel nacional (de 16.000 personas que se presentaron ese año). La ilusión y la fortaleza que sentí al salir de la firma de plaza y abrazar a mi familia, aún a día de hoy me emociona y me recuerda que soy capaz de conseguir todo lo que me proponga. 

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Pasé 2 años de residente en el Hospital Materno Infantil de Canarias y, poco a poco, se empezó a abrir ante mí una nueva forma de estar y comprender el mundo. Matrona no se convirtió en mi profesión, se convirtió en mi forma de entender la vida, desde la fisiología, la naturaleza, los ciclos, la calma y la confianza. Debido a ello, en 2014 me formé para la “Asistencia al parto en casa” con la “Asociación Catalana de Llevadoras” y comencé mi andadura en el parto domiciliario porque entendía que otra forma de acompañar los nacimientos era posible. Se desmoronó la imagen que nos han vendido de la mujer en el parto, una mujer acostada, quieta, sumisa y sufriendo. Vi ante mí a una mujer de pie, moviéndose, empoderada, salvaje, rodeada de una fuerza y una luz desbordante, creadora de vida. Y yo ya no vuelvo a ser la misma porque el cuento de mujer débil no lo compro nunca más.

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En 2016 viví en primera persona lo que significa ver crecer vida en mi interior. Esta vez iba a ser yo la que iba a parir y sentía muchas ganas, ilusión y confianza en mí misma. Crear vida es algo tan mágico… Planeamos un parto en casa porque era el sitio que sentía perfecto para recibir a mi bebé. A las 4 de la tarde de un día de agosto cogía a mi bebé desde debajo del agua y me lo ponía en mi pecho en una abrazo que duraría años. Créanme cuando digo que es lo más empoderante que he hecho en mi vida, pariría una y mil veces para volver a sentir esa fuerza inexplicable de que pase lo que pase en mi vida ya no hay nada que se me resista. 

A partir de ese momento comenzó la verdadera aventura. Pocas personas te explican lo duro que puede ser un puerperio, una lactancia y una crianza, pero a la vez lo reconfortante y feliz que te puedes sentir. Si te permites vivirlo profundamente, se abre ante ti una puerta enorme para sanar tus partes más oscuras y reinventarte a todos los niveles para romper patrones y conductas heredadas, y darle a tu hijo lo mejor de ti. Ahí comenzó mi verdadero autoconocimiento que sé que durará toda la vida. Le estoy eternamente agradecida a mi hijo por ser el motor que me impulsa a ser mejor persona cada día. Juntos hacemos un gran equipo. 

Cuando parí trabajaba como matrona en los centros de salud de Ingenio y Carrizal, y decidí estar de excedencia 2 años para dedicarme a lo más importante que iba a hacer en mi vida, dejar en mi hijo y en mí una huella de presencia que sé que nos acompañará siempre. Tras esos 2 años, me incorporé a trabajar y continué mi andadura como matrona en varios centros de salud de la isla. Aprendí muchísimo de todas las familias a las que acompañaba y fueron años que recuerdo con bastante cariño por la tribu tan bonita que se iba creando en cada centro de salud.

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El año pasado decidí hacer un cambio de aires y comencé a trabajar en paritorio del Hospital Materno Infantil, donde actualmente sigo ejerciendo y a la vez lo compagino, ocasionalmente, con acompañar a familias en su proceso de embarazo y parto en casa. Con mil proyectos en mente que cuando sea el momento oportuno confío en que irán viendo la luz y, mientras tanto, formándome, leyendo, probando y experimentando otras ramas que siento que me acercan a mi verdadera esencia. 

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