“LA MÚSICA ES UN COMPONENTE VITAL PARA MÍ”

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Por Cira Rodríguez

La ilusión es aquella meta que nos mueve. Es ese motivo que te empuja a soñar. 

Soy una mente inquieta y creativa, entusiasta y risueña, apasionada del arte y la comunicación.

Mi nombre es Cira Rodríguez y quiero compartir algo de mí contigo.

De pequeña era una niña muy reservada y tímida. En ocasiones me “amulaba”, como decía mi madre, sacando los morritos y frunciendo el ceño. Me encantaba estudiar y era muy curiosa. Los deportes definitivamente no eran lo mío. 

La música es un componente vital para mí. Quizá porque mi madre nos arrullaba con canciones -¡incluso se inventaba la letra cuando no recordaba alguna estrofa!- y esa musicalidad se coló dentro. Ella también cantaba muchos boleros, que, precisamente hoy, forman parte de mi repertorio.

Mi primer instrumento fue el arpa paraguaya, con esa sonoridad brillante que apacigua. Cuando empecé a tocar, mis pies no llegaban al suelo y solíamos poner una caja de limpiar zapatos como apoyo. Luego vino el piano y el conservatorio. El aprendizaje de un instrumento supone un desarrollo en la autonomía, responsabilidad y dedicación, memoria, coordinación… tan importante, que sería necesario probar al menos una vez en la vida.

Ya en los años de universidad empecé la transformación hacia la mujer que soy hoy. Descubres nuevas personas y pensamientos, nuevas relaciones y emociones. La carrera de magisterio me abrió la visión a trabajar en equipo y a lidiar con cierta dosis de incertidumbre. Posteriormente, cursé Historia y Ciencias de la Música en Madrid. La ciudad te invita a descubrir mil lugares y su piel cambiante te acoge y también te empuja. Horas de estudio y de visitas a la fonoteca, análisis schenkeriano por aquí, hermenéutica por allá, organología y otras tantas materias. La reprografía era sin duda un punto de encuentro con los compis de la ‘complu’. Recuerdo que fuimos de visita al Monasterio de Santo Domingo de Silos a escuchar a los monjes cantar aquellos melismas que estudiamos en los libros de canto gregoriano. ¡Qué frío en Burgos y qué experiencia!

Un pasito más y accedí al máster en Gestión Cultural, también de la Complutense, y dentro de las prácticas trabajé para la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en la gestión de la actividad formativa de verano en Santander. Los martes literarios, conciertos clásicos y de géneros actuales se daban la mano, danza, poesía… Era genial poder ser parte de aquellas iniciativas y además ¡se desarrollaban en un Palacio! Otra de las prácticas fue en la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero. Ahí conocí a un ejemplo de mujer, la que fuera mi jefa: Rosa María García Castellanos. Elegante en su porte y su conversación, firme pero cercana, y con una capacidad de planificación magistral. Escuchaba sugerencias y te hacía partícipe. 

Unos años después, la isla me reclamaba y aquí desarrollé mi faceta como docente. Preparé las oposiciones a la enseñanza secundaria y llevo ejerciendo como profe casi diez años. Me encanta trabajar con adolescentes porque te regalan frescura y ganas de reinventarte. Por casualidad escuchas “esa es mi profe” y te llenas de cariño. La adolescencia es una etapa trascendental en la formación del carácter y de la pertenencia a un grupo, por lo que desde los centros educativos incidimos en el respeto y la igualdad de trato. 

¿Dónde aparece mi voz? La exploración musical en el aspecto instrumental, musicológico, gestor y docente forman parte de lo que soy, pero me desnudo a través del canto y ahí siento mi esencia. En diferentes momentos he pertenecido a formaciones corales e, incluso, en el papel de directora. Ante la convocatoria de voces para el Coro de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, me presenté, admito que sin mucha confianza, y entré. Tras unos años como miembro y recibiendo formación en técnica vocal, me lancé con el proyecto Love Story. Comienza como algo deslabazado, un totum revolutum de baladas, canciones pop, inglés y sobre todo boleros. Poco a poco se va “afinando” con la realización de un espectáculo propio titulado Bolero: Historia de un amor: un relato sobre los personajes Alba y Ramiro, que viven su romance transitando las calles de la Habana. 

En esta búsqueda de mi propio sonido se presenta el reto de los castings de La Voz Antena 3. Supuso un re-conocimiento de mi misma: inseguridades, miedos, exigencias, críticas… Para los cantantes, nuestro cuerpo es nuestro instrumento, y se compone de nuestro yo físico y emocional. Elegí la canción “Black to black” de Amy Winehouse por representar este dolor de una mujer traicionada y la frustración de no encontrar consuelo, y eso resuena en mi sensibilidad. En general mis referentes son mujeres con voz potente, presencia escénica poderosa y con un discurso social que intente transformar el mundo. 

¿Y qué pasó, lo conseguí? Yo diría que sí logré mi objetivo, quedé entre los diez aspirantes para ir a plató, y me hizo replantearme mi cabeza y nuevas metas.

El género del musical es uno de mis favoritos: combina grandes voces, interpretación, una historia fantástica y una reflexión, vestuarios y escenarios maravillosos. Durante el confinamiento exploré esos roles de las princesas Disney y su evolución, con un enfoque que rompe los estereotipos de lo que una “princesa” debe ser.

El mensaje que quiero transmitir es que cada individuo es único y reivindico el derecho a soñar. 

El animal que me representa es el colibrí porque, según la leyenda maya, este pájaro era el encargado de transportar los deseos de la humanidad a los dioses para que estos se cumplieran. Tienes toda la fuerza dentro de ti: ¡persigue tus sueños!

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Mil gracias,

Cira

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