Por Laura Rodríguez Cerpa (Firgas)
Mi nombre es Laura y soy psicóloga. Y soy firguense. Recalco este último dato porque considero que mis raíces y mi crianza arraigadas en el pueblo de Firgas han conformado en gran medida mi identidad y mi forma de ser. Hasta que fui a La Laguna (Tenerife) a cursar mis estudios universitarios, viví y estudié en Las Palmas, pero me crie y me eduqué en este pequeño pueblo del norte de Gran Canaria; en él pasé todos los fines de semana y todas las vacaciones de mi niñez. Tanto mi familia paterna como la materna tienen ahí sus orígenes y, a pesar de que cada uno fue buscando su rumbo en otros lugares, al final nuestro nexo sigue siendo Firgas. La responsable de esta unión familiar fue mi abuela materna: la que hacía los mejores guisos y postres, la que mimaba sus plantas y animales, la que agasajaba a todos con su calor, la que derrochaba generosidad y amor sin límites, la que propició que sus nietos disfrutaran de una infancia inigualable…la que sigue siendo, después de más de veinte años de su partida, nuestro ejemplo a seguir. También he de destacar la figura de mi abuela paterna que, recientemente, ha cumplido 101 años con mucho trabajo en el campo a sus espaldas para sacar adelante a 14 hijos. Unas mujeres “todoterreno”, como tantas de la época, que hacían mucho y se les reconocía poco.
En el fondo, esa gran influencia de mis abuelas me llevó a formarme y ejercer una profesión enfocada a ayudar a los demás, a poner en orden sus sentimientos y pensamientos, a conocerse y quererse profundamente. En un principio enfoqué mi carrera hacia la Psicología Laboral, realizando un Máster Universitario de Orientación Sociolaboral y trabajé en diferentes proyectos de la Sociedad de Desarrollo de Santa Cruz de Tenerife y del Servicio Canario de Empleo. Tras diez maravillosos años viviendo, estudiando y trabajando en La Laguna, mi corazón añorante me guio de vuelta a mi tierra y dejé todo para reencontrarme definitivamente con mi familia y mi pueblo, en el que resido actualmente con mi pareja y mi pequeña de dos años: un “trastillo” que me está enseñando más de lo que yo le puedo enseñar a ella.
Una vez reinstalada en Gran Canaria, decidí realizar un Ciclo Formativo de Educación Infantil por ampliar el abanico de posibilidades laborales y porque los niños siempre han sido mi debilidad y con ellos derrocho un cariño innato.
Las circunstancias laborales me llevaron a sumergirme en el ámbito psicoeducativo cuando comencé a trabajar en el Gabinete Aliada, situado en el vecino municipio de Arucas, hace casi cinco años. A pesar de no tener mucha experiencia previa ni formación específica en esta área, rápidamente encajé y conecté con el grupo de niños y adolescentes con necesidades educativas especiales que demuestran que, con su esfuerzo y tenacidad, se consiguen grandes logros a pesar de los tropiezos que la sociedad sigue poniendo en sus caminos. Afortunadamente cada vez hay más recursos educativos y didácticos, más información disponible, más herramientas tecnológicas y comunicativas adaptadas y más ayudas económicas para ellos, con lo cual su desarrollo psicoeducativo ha ido adquiriendo mayores posibilidades de evolución en los últimos años.
En septiembre de 2019, la persona que fundó este gabinete se desvinculó del mismo y me pasó el testigo para que yo continuara con su labor, tanto a nivel de intervención psicoeducativa como a nivel de gestión y organización. Aprovecho para expresar mi gratitud a Alicia Mendoza Cerpa, gran profesional y mejor persona, por dejar en mis manos el proyecto que creó con tanta ilusión. Por ello, actualmente dirijo este centro en el que disponemos de los servicios de Psicopedagogía, Psicología, Logopedia y, recientemente, hemos estrenado un nuevo servicio de refuerzo educativo. Por lo pronto nos centramos en la intervención dirigida a la población infanto-juvenil con diferentes dificultades de aprendizaje, trastornos del comportamiento, déficits de atención, problemas emocionales y de índole psicológica. Así mismo proporcionamos orientación familiar, como parte de la intervención, a los padres cuyos hijos son usuarios habituales del gabinete, y también a aquellos que lo demanden por circunstancias puntuales.
Las sesiones son individuales (actualmente tenemos paralizados los talleres grupales debido al COVID-19) y las adaptamos a las necesidades de las familias y a las características particulares de cada niño. En general, los aspectos que abordamos con mayor frecuencia en las intervenciones psicopedagógicas son: razonamiento lógico-matemático, atención, técnicas de estudio, habilidades de lecto-escritura, habilidades sociales y comunicativas e Inteligencia Emocional. Quiero reseñar la importancia del óptimo desarrollo de este último asunto: la mala gestión de las emociones afecta directamente al comportamiento y el rendimiento de las personas, en particular de los niños y jóvenes, con lo cual es necesario saber identificarlas y controlarlas en pro de nuestro bienestar psicológico. La irrupción de la pandemia en nuestras vidas ha generado una vorágine de sentimientos, mayormente negativos (miedo, incertidumbre, inseguridad, frustración…), que ha perjudicado y desestabilizado emocionalmente a la mayoría de los niños, así que considero que, desde todos los ámbitos educativos, debemos incidir especialmente en la atención y el cuidado de esta cuestión. Igualmente hemos de valorar la gran capacidad de adaptación que están demostrando los niños en estos tiempos caóticos que les está tocando vivir, reconociendo el esfuerzo que les supone cambiar sus rutinas y costumbres inesperadamente.
Para concluir, quiero agradecer la labor de proyectos como ‘Más Nosotras’ por dar voz a las mujeres que, poco a poco, vamos encontrando nuestro lugar en una sociedad que ha evolucionado en muchos aspectos, pero sigue anquilosada en otros que continúan perjudicándonos solo por nuestro género.
“Educar a un niño requiere mucha paciencia,
en especial por parte del niño”
(Jaume Perich)