Por Isabel Díaz Díaz (Artenara)
Nací en el barrio de Las Arbejas, aquí me crie y viví junto a mis padres y mis once hermanos. Fue una época muy difícil y aún más siendo familia numerosa; hambre no pasamos, pero sí trabajamos mucho, porque era la época en que no había las comodidades ni los recursos como hoy en día. Al salir de clase teníamos que ayudar a nuestros padres en las tierras; eran muchas bocas que alimentar y vestir. Yo recuerdo traer la leña para mi madre guisar la comida, ir a lavar al barranco y al arroyo la ropa, tenderla en las pitas y las piedras, pero, a pesar de todo, éramos muy felices.
De 1963 a 1972, realicé los estudios de la Enseñanza Primaria en el colegio de Las Arbejas y terminé el Graduado Escolar en el casco del pueblo. En 1973 ingresé en el Instituto de Teror, donde comienzo los estudios de Bachillerato, pero tardé más en entrar que en salir, pues a los quince días abandoné. Mis padres querían que estudiase una carrera y “vaya si la hice por estas cumbres y por este pueblo”.
Al dejar los estudios tuve que ayudar a mi madre en casa, a trabajar la tierra y a cuidar los animales.
Desde 1976 hasta 1978, estudio en el Conservatorio de Música de Las Palmas, hice hasta 3º de solfeo y 1º de armonía. Gracias a los conocimientos adquiridos formé parte en dos hermosas épocas de la Agrupación Folklórica Virgen de La Cuevita, donde fui a muchas romerías y parrandas.
En 2011, me hizo mucha ilusión que me propusieran para ser la pregonera de una de las fiestas más importantes del municipio “La Cuevita”.
Mi andadura laboral comienza por el año 1982, donde fui contratada por lo que se conocía antes como ICONA, ya que
fui una de las primeras mujeres en comenzar a trabajar en Medio Ambiente. Tuve que escuchar algunos comentarios machistas que decían que me fuera a mi casa a limpiar, pero yo les respondía que, antes de entrar a trabajar, dejaba todo atendido en mi casa.
En 1985, trabajo en el Colegio Público de Artenara como vigilante de comedor. Estuve 19 años viendo cómo crecían y aprendían muchos de los niños y niñas de nuestro municipio y también del municipio de Gáldar, puesto que los niños de Juncalillo y aledaños venían al Colegio de Artenara.
Desde el año 2004, trabajo en la zona de Tamadaba como Operaria de Medio Ambiente de vigilancia y custodia, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria. No obstante, fui la primera mujer que comenzó a ocupar dicho puesto. Me encargo del Área Recreativa y de la Zona de Acampada. Al principio me costó estar sola en el pinar, pero, con el paso de los años, me he acostumbrado y hoy en día no cambiaría las vistas que me ofrece la naturaleza por nada del mundo. Aquí, en el pinar, tan pronto se te puede presentar mucho frío como venir un calor que raja las piedras. Pero tenemos un pinar muy fuerte que está siendo capaz de recuperarse del gran incendio acontecido el pasado verano; a ver si llueve un poco para que vuelva a presumir de su esplendor. En los 17 años que llevo en este pinar, me dice la gente que si no tengo miedo a estar sola y yo les contesto que miedo no, pero sí respeto. Y por aquí pasa gente de todo tipo: campistas, senderistas, escaladores, ciclistas…
Sólo le pido a Dios que me de salud y fuerza para jubilarme en Tamadaba, y seguir viviendo en Artenara, para poder disfrutar de sus atardeceres y las vistas maravillosas que nos ofrece.