«HABÍA UNA VEZ UNA NIÑA…»

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Por Iris

Había una vez una niña que nació en una tierra de costa y sal, sin embargo el lugar donde se encuentra su familia es alejado, una zona para marginar y excluir a familias con menos recursos. 

Por suerte o por desgracia, una parte de su familia nunca fue un buen ejemplo. Son aquellas mal llamadas desestructuradas, aunque con los años se dará cuenta que muchas familias se encuentran en ese estado. ¿ Por qué?, se preguntaba ella.

A pesar de ese designio, la niña fue criada por su abuela que la colmó de amor y de todo aquello que pudo ofrecerle dentro de sus posibilidades y muchas veces ni teniéndolas. El apoyo brindado por el ser de luz que la niña consideraba a su abuela, pudo tener una vida donde otros de sus amigxs con dificultades parecidas no pudieron tener. 

Un buen día, a la edad de 6 años, viendo la película «La Momia», se enamoró de Egipto. Desde ese momento, decidió que quería ser arqueóloga especializada en egiptología. No obstante, también le sumó la carrera de actriz, cantante y bailarina. Con el tiempo, solo se quedó con la arqueología pues tenía claro lo que quería ser. 

Pasaron años buenos y momentos difíciles pero con su capacidad resiliente y el apoyo de su abuela consiguió entrar en la carrera de Historia. Todo esto pudo ser gracias a las becas, a los trabajos que optaba cuando podía y a la ayuda de su ser de luz.

Durante los años que estuvo en la carrera fue tomando más conciencia de su alrededor, de aquellas personas con las que compartía en la universidad y con las que vivía en su barrio. Así fue como decidió realizar su trabajo de fin de grado sobre las mujeres que lucharon en los años 80 para dotar de infraestructuras dignas al Polígono de Jinámar por aquel entonces. Además, quería hablar sobre el estigma que sufrimos las mujeres de barrio y de las palabras designadas hacia ellas, como la de poligonera vaciándola de todo contenido despectivo y dotándola de contenido político y social. De esta forma, obtuvo matrícula de honor, después del esfuerzo y amor que le puso a su investigación, pues quería que la gente de su barrio se sintiese orgullosa al lugar donde pertenecen como así, seguir luchando por él. Pues las barriadas siempre serán un espacio de resistencia y de lucha. 

En este proceso, tuvo la oportunidad de trabajar en un yacimiento arqueológico y no cabía en ella misma de la alegría que le producía ir a trabajar en un espacio donde siempre quiso estar. 

Con su título en mano se fue a Granada a hacer el máster de Arqueología donde conoció y aprendió nuevas formas de ver la vida. Cuando volvió, al no encontrar empleo, decide seguir estudiando y hacer el Ciclo Superior de Integración Social y compaginarlo con sus anteriores estudios, el cual está terminando. 

Ahora mismo, esta niña tiene vistas a seguir estudiando, pues quiere seguir con su investigación sobre mujeres y espacios sociourbanos de exclusión para dotar de herramientas y concienciar a las personas de su barrio que los cambios son posibles desde el apoyo mutuo entre las vecinas, pues desde la colectividad podemos hacer que tengamos un futuro mejor. Y esa niña que es una idealista, soy yo.

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