“EN ARTENARA NO HE NECESITADO INVERTIR EN PUBLICIDAD, CON EL BOCA A BOCA HA SIDO SUFICIENTE”

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Por Carmen Delia Rodríguez Sánchez (Artenara)

¡Hola! Me llamo Carmen Delia, tengo 49 años y les voy a contar la última aventura empresarial en la que me he embarcado en mi municipio natal, Artenara. 

Con 16-17 años, me formé como peluquera, pero la realidad es que nunca he dejado de reciclarme y aprender nuevos tratamientos, porque el sector al que me dedico, te exige estar al día de las novedades para poder ofrecérselas a las clientas. 

Antes de montar mi primera peluquería, trabajé para otros e, incluso, tuve una incursión en la hostelería, pero terminé volviendo a lo mío antes de emprender, que, dicho sea de paso, lo hice a lo grande: comprando el local en Vecindario. Recuerdo, además, que la inauguración fue el 15 de diciembre de 2005, por lo que en “Peluquería y estética unisex Las Ninfas” acabamos de cumplir 15 años. 

Y hace 2, decidí probar suerte en Artenara, porque soy de la zona y, cuando iba a visitar a mi madre, palpaba la necesidad que tenía el municipio de contar con este servicio, ya que no había peluquerías ni centro de estética y masajes (tengo una camilla de masajes de andulación y presoterapia), solo personas que, puntualmente, hacían domicilios. 

Entonces, se lo comenté a mi hermana y esta me dio el empujón para llevarlo a cabo, localizándome una casa que he transformado en local. En principio, solo voy los lunes, que es el día que no abro en Vecindario, pero me estoy planteando abrir otro más, porque tengo la agenda llena y veo que hay esa demanda. No obstante, no he necesitado invertir en publicidad, ya que con el boca a boca ha sido suficiente. 

En este sentido, ofrezco los mismos servicios en ambos establecimientos, pero la realidad es que lo que más me piden en Artenara está relacionado con la peluquería: cortar, teñir, peinar y tratamientos capilares, aunque también me solicitan bastante la cera y limpiezas de cutis. En cualquier caso, estoy contentísima con la respuesta en esta zona, en la que, pese a lo que pueda parecer, tengo clientas de todas las edades. 

Debo reconocer que mi trabajo es vocacional. Evidentemente, vivo de él, pero no lo veo como una profesión, desde el punto de vista que lo disfruto, que es como un hobby. Creo que, si me faltara, lo echaría muchísimo de menos porque me apasiona. Es más, si no fuera así, no lo llevaría a cabo el día que libro. 

Por otro lado, me gustaría comentar que, en alguna ocasión, me he planteado ampliar el negocio, pero me he encontrado con el problema de no encontrar al personal adecuado para ello. Por este motivo, he decidido quedarme solo con la empleada que tengo ahora mismo en Vecindario, porque yo necesito que trabaje con el mismo nivel de exigencia que yo me marco. Y es que uno de mis objetivos era que la clientela se sintiera como en casa y se fuera satisfecha con el servicio que se le ha prestado. 

También tengo que decir, en relación a la COVID-19, que me ha afectado bastante en Vecindario, ya que, en la zona del Doctoral, donde está ubicado el local, hay mucha gente en ERTE y eso se nota a la hora de recortar gastos. Estamos al 50% de la producción. En Artenara, en cambio, no se ha notado tanto. 

Por este motivo, he pensado en diversificar el negocio para no depender tanto de la peluquería y, por ello, he empezado a distribuir la marca “Kapiderm”. Esta es una apuesta con la que estoy muy satisfecha, porque creo que nos va a ayudar a crecer.

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