Empezar a amarme

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Por Nadia Siva Mendoza

En el año 2020 con 36 años y durante la pandemia mi cuerpo enfermó con amenaza de una posible muerte, todo sucedió de repente, mi cuerpo llevaba días dando avisos, fueron meses de intensa revoltura interna, no entendía nada. Hoy  doy gracias a la vida, ya que mi actitud de lucha y ganas de vivir, me han regalado una nueva oportunidad.

Fui una niña alegre, curiosa, amorosa, constante, luchadora, sin miedos, deportista, con muchas ganas de querer aprender cosas nuevas. Estudié odontología, siempre me ha gustado ayudar, sobre todo si se trata de salud.  Durante esa etapa fui aprendiendo patrones, gestionando pensamientos, absorbiendo miedos e inseguridades que fueron desconectándome de mi verdadera esencia pasando a ser muy autoexigente, y perfeccionista. No sabía expresar bien las emociones, no sentía mi cuerpo, no me escuchaba, no descansaba bien, me adaptaba siempre a los demás dejándome siempre para el final. Vivía enfadada, con rabia y decepción, continuamente agotada. Perdí la ilusión, la vida la veía muy aburrida, en definitiva priorizaba a los demás antes que a mi. Todo ello hizo desviarme del camino de mi verdadera esencia, no querer conocerme interiormente, centrándome únicamente en los estudios y en el trabajo olvidándome de la parte más importante “YO”.

Caí en el materialismo sin saberlo, trabajaba y estudiaba mucho desde el sacrificio, no desde el disfrute, perdiendo la diversión de cada momento. Todo lo centré en lo material para complacer, aparentar, cumplir con las expectativas que la sociedad y la familia esperaban de mí. Me centré en ser una buena chica como querían los demás, tan sólo por miedo a ser juzgada y rechazada, sin llegar a cuestionarme si era, lo que yo quería, cuando tan solo deseaba ser aceptada y sentir amor. Empecé a darle más importancia al exterior que a mi interior, me dejé de lado, lo cuál hizo que todas esas emociones se fueran reprimiendo dentro de mi. Me dediqué a trabajar sin vacaciones y durante más de 12 horas diarias, ya no me quedaban horas ni fuerza para para mí. A los 30 años decidí irme un año a Valencia para  especializarme en el tratamiento dental con pacientes especiales, era uno de mis sueños, sin saberlo seguía indagando en querer ayudar, al regreso cumplí con mi siguiente sueño, montar mi Clínica Dental y poder llevar a cabo esa ayuda tan ansiada a pacientes especiales. Comencé con lo básico, vengo de una familia humilde y trabajadora.

Todo esto se tradujo en estrés crónico durante muchos años, algo que  no podía definir, en ese entonces lo veía como estrés físico, pero no, se trataba de un estrés interno, bloqueos emocionales que no iban a sanarse con unas vacaciones, requería de “mirarme dentro”.

Entonces apareció la Hepatitis Autoinmune muy grave, sin causa aparentemente, sin embargo, yo si supe en todo momento que fue del estrés que llevaba. No me enfadé, lo vi como una oportunidad de ocuparme de mi. Hace cuatro años que sucedió, experimenté muchas cosas en este duro procesos, aún así, muy agradecida porque ahí empezó mi cambio personal “ mi despertar”. Para mi fue un milagro porque por unos días no contaban conmigo y un día sin más empecé a mejorar, estaba enfocada en luchar para vivir. La lección de este proceso me llevó a comprender que debía reencontrarme conmigo misma, priorizarme, desbloquear las emociones. Los dos años siguiente hice muchos cambios de manera intensa, no quería irme de esta vida sin saber lo que era disfrutar, hacer cosas para mi. Luego empezó una revoltura interna hasta el momento actual, he sentido que quería algo diferente pero no sabía el qué, dentro de mi había algo que seguía cojeando volvían a aparecer los miedos, me volvía a sentir rechazada y esto me frenaba. Nuevamente el cuerpo empezó a dar avisos ansiedad, no dormir, brazo dormido, hormigueo en el cuello hasta que decidí en diciembre parar, descansar dedicarme a mi interior. Este tiempo me ha permitido descubrir mi ser, aceptarme tal y como soy desde el amor, el perdón y la compasión. Sin huir de los momentos que me generan dolor, miedo, frustración, rabia… mirándolos de frente y afrontándolos, tratándome como trato a los demás con mucho amor y dedicación, ganando seguridad dentro de mi. Dispuesta a que la vida me ponga más retos ahora que he entendido que primero debo amarme, perdonarme, respetarme, tener compasión conmigo misma y no esperar nada de nadie. Desde  que salí del hospital sentí que mi misión era ayudar, no sabía bien cómo, ahora estoy descubriendo que no sólo quiero ayudar a nivel de dientes, de salud sino también ayudar a sanar el alma, descubriendo mi camino, desde mi ser, escribiendo mi libro, mi historia, será la herramienta a través del cual ayudaré.

Querido lector permíteme un consejo” no esperes a enfermar, a que se agote el tiempo para decidir mirar hacia dentro y empezar a amarte”.

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