Por Virginia Medina
Mi nombre es Virginia. Nací y vivo en la isla de Gran Canaria. Soy madre de dos niños y entre mis pasiones está su crianza respetuosa, nadar y tomar imágenes, bien sea en fotografías bien en vídeo.
Desde niña tengo una cámara de fotos entre mis manos. Siempre me encantó conocer la historia familiar a través de los viejos álbumes de fotos de había en casa o en las de mis abuelas. Pero llegado el momento de elegir por donde encaminar mis estudios superiores no supe bien qué elegir. Mi entorno me recomendaba “alguna carrera con futuro” y así elegí, pero al comenzar el curso me encontraba que no pintaba nada allí… Y al final terminé estudiando Realización deAudiovisuales y Espectáculos. Y fue el primer día que nos mandaron de tarea en clase salir a la calle con una cámara a grabar que descubrí que manejar ese aparato me encantaba, era y es un juego para mí. Y así pasé 11 años trabajando como operadora de cámara en televisión, grabando y editando reportajes y en retransmisiones (deportivas, musicales, carnavales y otros espectáculos).
Después vino una época en la que dejé de vibrar con lo que hacía y decidí estudiar otra cosa bien distinta: Dietética y Nutrición. Al principio lo hice por interés propio, pues desde niña había tenido problemas con los kilos de más y los complejos… Y resultó que terminé cambiando de profesión, ya que tenía una llamada interna a ayudar a otras personas por lo que había pasado y me dediqué a asesorar nutricionalmente. Fue otra etapa muy bonita. Recompensaba mucho el agradecimiento de la gente a la que podía ayudar… lo que estar entre cuatro paredes era algo que me empezó a limitar…
Llegó mi primer embarazo. Con él vino una gran revolución interna y la posibilidad de hacer realidad mi deseo de dedicarme a mi hijo. El interés por otra manera de criar, distinta a la habitual, me llevó a formar parte de un proyecto educativo respetuoso (La Cantonera) como acompañante, en el que tuve un crecimiento interno bestial y hermoso. Llegó mi segundo hijo junto a otra gran revolución. Muy seguida de la separación del padre de ellos.
Aquí llegó una etapa en la que bajé muy profundo… no me reconocía. Y una de las opciones que surgieron para salir a la superficie fue volver a desarrollar el trabajo como operadora de cámara. Resultó una gran terapia, pues es un trabajo divertido, de un lado para otro y conociendo y reencontrando a mucha gente.
Esta última etapa de mi vida me ha llevado a un gran viaje interior. Como te conté antes, los complejos por mi imagen y el sentimiento de no valía me acompañaron hasta ese momento de mi vida. Lo que de repente un día me di cuenta que quién había creído toda mi vida quien era, en realidad no lo era. Tan solo eran mis creencias y eso me definía hasta el punto que yo lo permitiera. Pero ¿quién era yo realmente? No lo sabía. Sabía lo que no era y sentía que era algo mucho más grande. Así que decidí centrarme en mí para poder descubrirme y dejarme sorprender por lo que fuera encontrando de mí. Hoy me siento más en amor y en paz conmigo misma, estoy descubriendo lo maravilloso que es creer en ti, aceptarte, hablarte bonito, mirarte al espejo con amor, dulzura…
Y de este momento vital ha surgido otra llamada interna: ayudar a otras mujeres (en principio, luego también a hombres) a tomar conciencia sobre cómo es la relación con su cuerpo, a través de mi acompañamiento fotográfico y gracias a mi propia experiencia. Los pedacitos vividos aparentemente por separado en mi vida (los complejos, los desórdenes alimentarios, la sensación de no valer y de no ser suficiente, el tiempo dedicado como asesora nutricional y como fotógrafa/videógrafa) se han unido para dar forma a un proyecto que lo engloba todo, toda mi historia. Y mientras crece este proyecto sigo disfrutando del trabajo como cámara en televisión, que tanto me ha ayudado y he disfrutado, ya que estar en la calle, conociendo gente y sus historias de vida, viviendo acontecimientos de primera mano mientras los encuadro en una cámara, me dan vida.
Mi objetivo actual es priorizar vivir la vida desde el disfrute, el amor, el respeto y la libertad de ser quién soy en cada momento, mientras lo voy aprendiendo.