Por Elízabeth Tacoronte Reyes (Gáldar)
Mi nombre es Elízabeth, soy de Gáldar y tengo 38 años.
Quizá empiece la casa por el tejado, pero es que es, hoy en día, cuando le he puesto nombre a mi afán por crear, por conocer, por explorar o experimentar; nombre a esta mente y cuerpo inquieto que, a veces, me cuesta frenar.
Unos dicen: ¡Qué emprendedora!, ¡Qué polifacética!, pues sí, debe ser lo que mejor define lo que realmente llevo haciendo y siendo toda la vida, incluso sin darme cuenta.
Desde muy pequeña, siempre he tenido una relación muy especial con el mar y los deportes. Sobre todo, adoraba nadar, mimetizarme con el océano, revolcarme en las olas, aunque también disfrutaba muchísimo bailando, corriendo o patinando. Recuerdo una vida siempre vinculada al deporte, a la naturaleza y a los animales, aunque, a la vez, lo compaginaba con mis estudios y otras mil cosas.
Me encantaba escribir guiones de obras de teatro, hacer películas que grababa junto a mis amigas de la infancia o montar coreografías y subirnos a algún escenario del pueblo. Por si era poco, podía estar horas dibujando o pintando, tanto era así, que alguna vez llegué a hacer algún fresco en la pared de nuestro sótano, aun sabiendo que después me iba a esperar una buena reprimenda, pero el poder expresarme a mi manera, me merecía la pena.
Recuerdo irme a la cama con un cuaderno de hojas blancas donde dibujaba diseños de ropa, pero también recorrer mi casa y los patios para que mi madre me sacara fotos posando.
En el instituto y la universidad, me customizaba la ropa antes de asistir a clase o me hacía bisutería a conjunto. En esa época fue cuando descubrí que el arte y la creatividad, no eran innatos en todo el mundo, aunque yo pensaba que sí. Fue el reconocimiento de mis compañeros lo que me hizo percatarme de que era algo un tanto especial.
Aunque lo primero que quise estudiar fue Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, no pude, pues entrené tan intensamente para realizar las pruebas de acceso, que terminé lesionándome antes de las mismas. No quería estar un año sin estudiar hasta las siguientes pruebas, así que, como siempre me habían gustado los idiomas, aproveché para empezar a cursar la carrera de Turismo. Aunque sentía que no era mi vocación, poco a poco fui cogiéndole el gusto. En primero de carrera me dieron plaza en la Facultad de Lanzarote y me pareció el plan perfecto: estudiar y surfear en las mejores olas de Canarias… ¡Qué más se podía pedir!
Aunque por suerte, siempre con el apoyo de mi familia, ese es el momento en el que de algún modo comencé a independizarme. Esa aventura te hace crecer y conocerte más como persona.
Allí, acabados mis estudios, comencé a trabajar en diferentes hoteles, en diversos puestos, prácticas en el Patronato de Turismo de Lanzarote, etc. La verdad, seguía sin sentirme identificada con ese tipo de trabajos tan monótonos y poco creativos. Unos años después, regresé a Gran Canaria, donde tuve la oportunidad de trabajar casi diez años en la gestión de varios de los Yacimientos Arqueológicos más importantes de Gran Canaria: el Cenobio de Valerón, el Maipés de Agaete, etc. Estos lugares me hicieron descubrir un mundo laboral que desconocía; me enamoré de la gestión cultural, arqueológica y turística, hasta tal punto que creé mi propia empresa, Turiscán, que tiene este mismo cometido.
Como comenté anteriormente, el deporte nunca me ha abandonado en mi día a día y espero que lo siga haciendo para siempre. Combinaba mi trabajo con formaciones en el sector deportivo y, por supuesto, con la práctica del deporte que es mi vida: el Surf.
Hoy por hoy, armonizo ambos trabajos con esta gran pasión. Turismo, profesora de Pilates y mi Surf. No es fácil, pues lucho cada día por estar en forma para entrar al agua y estar al máximo rendimiento, por competir, por atender lo mejor posible a todos mis alumnos y por trabajar en mis proyectos turísticos. No es sencillo, pero cada una de estas cosas que hago, son las que me han hecho ser quien soy, las que me motivan cada día, así que, poco a poco, y con calma, todo va saliendo y, como decía mi sabia abuela: “No te vuelvas loca por medio día, habiendo días enteros”.
En este tránsito, con tantas horas metida en el agua, me surge la necesidad de tener prendas de baño que fuesen como una segunda piel, con las que disfrutar del mar como si de unas escamas se tratara. La creatividad no se puede atar y se me ocurrió empezar a fabricar bañadores técnicos, en un principio para mí. Mi familia del agua los veía y les gustaban mucho, así que me atreví con mi propia marca: SirenadelSurf. Creo que este nombre define a la perfección cómo me siento. Para el sector masculino, en este último año, también nació NeptunodelSurf.
Actualmente me dedico a hacer diseños exclusivos de estas prendas, a impartir clases de Pilates y entrenamientos funcionales, a trabajar con mi empresa en la gestión turística y cultural, y, además, por si fuera poco, y como reciclaje, estoy estudiando un Máster en Museología y Gestión de Museos.
La experiencia, mi andadura y el disfrute en el sector museístico, arqueológico y cultural han hecho que este campo sea un obligado en mi vida. Actualmente, trabajo en varios proyectos de Museo para Gran Canaria y en poder gestionar algunos de los maravillosos espacios que nuestra isla ofrece.
Aunque me vea en un futuro, espero no muy lejano, trabajando en ello, seguiré fusionándolo con mi emprendeduría deportiva, creativa y, por supuesto, con mi Surfing, porque todo esto soy yo y no hay nada que, para mí, sea más o menos importante.