Por Gloria García Marrero (Firgas)
Mi nombre es Gloria, tengo cuarenta y un años, y soy natural de la Villa de Firgas. Vivo en pareja y soy madre de una niña de diez años y un niño de siete. Soy auxiliar de enfermería y deportista.
Comencé a trabajar desde muy joven porque no se me daban muy bien los estudios y no tenía claro a qué me quería dedicar en un futuro. Primero, con tan solo dieciséis años, ejercí de dependienta y luego, continué trabajando en una fábrica de quesos y, más tarde, de camarera.
Madre
Mi pareja y yo decidimos ser padres con muchas ganas e ilusión. Cuando eres madre vives por y para tus hijos, y sin darte cuenta entras en un bucle del que es difícil salir; a veces incluso te sientes mal por querer tener tiempo para dedicártelo a ti misma.
En un momento de mi vida en el que no conseguía trabajo (es difícil conciliar la vida laboral y familiar), decidí retomar los estudios con el fin de encontrar un empleo que me proporcionara estabilidad y en el que me sintiera realizada. El día que comenzaron las clases me enteré de mi segundo embarazo; así y todo, seguí adelante con mis planes de futuro.
Tras mucho esfuerzo y constancia, mientras cuidaba de una niña de tres años y esperaba otro, y gracias, por supuesto, al apoyo de mi pareja, logré sacar el curso de Auxiliar de Enfermería.
Auxiliar de enfermería
Trabajo como auxiliar de enfermería en la planta de Oncología del Hospital Insular, donde estoy aprendiendo mucho de mis compañeros y de los propios pacientes. Me siento orgullosa de ejercer esta profesión: no solo me encargo de cubrir las necesidades básicas (tanto físicas como psicológicas) de los pacientes, sino que también procuro ayudarlos a sobrellevar esta situación de pandemia en la que nos encontramos en la actualidad. Por eso, cada día voy al trabajo con intención de sacarles una sonrisa y hacer que su estancia en el hospital sea lo más agradable posible.
Deportista
Fui una niña muy inquieta (la sexta de siete hermanos) que con nueve meses ya caminaba; ya apuntaba maneras. En mi tiempo libre me dedico a «correr por la montaña». Aunque empezó siendo un paseo para despejarme de los niños y de las tareas de la casa, ha terminado convirtiéndose en una de mis pasiones. Cada día dedico una o dos horas a correr, que luego me sirven de entrenamiento para algún reto o competición. Las primeras carreras eran de diez kilómetros; ahora ya corro maratones. Mi objetivo para el año que viene es hacer una ultramaratón, para la que necesitaré todo el apoyo de mi pareja, familia y amigos. Con mucho esfuerzo, ganas e ilusión, lograré cruzar la meta.
