Por Lina Stürmer (Gran Canaria)
“¡Vaya, la profe hace magia!” – exclamó un alumno haciendo referencia a uno de mis cursos. Esa magia que dicen mis alumnos que se produce en mis clases es el resultado de toda una vida llena de vivencias, emociones y aventuras. Empecemos por el principio:
Mi nombre es Lina Stürmer y soy hija de madre alemana y padre canario, por lo que crecí en un ambiente bilingüe. Tuve una infancia muy feliz. Recuerdo con nostalgia las cenas de navidad, donde mi pequeña familia se reunía alrededor de una mesa redonda manteniendo conversaciones en dos idiomas a la vez, mientras comíamos papas arrugadas canarias de entrante, el famoso Stollen alemán de postre y brindábamos con pisco chileno.
Cuando llegó el momento de decidir mi futuro laboral se me planteó en casa un conflicto: ¿iba a estudiar una carrera con salidas profesionales o una carrera que me reportara satisfacción personal? Nunca tuve claro al 100% a qué quería dedicarme, así que me decanté por lo que pensé que me abriría puertas en cualquier empresa de Canarias: los idiomas. Me licencié en Traducción e Interpretación, me saqué el CAP (Certificado de Aptitud Pedagógica) y estudié un máster en Traducción Alemana.
Una vez finalizados mis estudios, la vida me condujo hasta Granada. Sin haber ideado un plan previo decidí dejarme llevar. Resultó que allí experimenté la mejor época de mi vida. Pasé un casting para una compañía de Danza-Teatro y me dediqué a bailar. Llevaba bailando desde los 12 años en distintas escuelas de Gran Canaria, pero ahora había dado el paso al mundo profesional. Entrenaba todos los días, teníamos nuestros propios shows, carteles con mi foto decoraban las calles, hice giras por Andalucía con dos musicales, me pedían fotos y autógrafos… Subirme a un escenario, sentir el calor de los focos y el aplauso final del público era lo que llenaba mi vida de emoción. Después de varios años, decidí poner fin a mi vida artística y continuar mi vida laboral “seria”.
Hasta ahora había acumulado experiencia impartiendo clases de alemán en algunas academias que me permitían compaginarlo con la danza, así que continué por ese camino. Estuve 5 años dando tumbos entre Gran Canaria, Madrid y Granada, trabajando cada año en un centro diferente, colegios privados y concertados en su mayoría. Idas y venidas continúas pasando por todas las etapas educativas. Destaco tres experiencias:
Madrid fue un suplicio para mí. Pasé un largo proceso de selección para trabajar en infantil, etapa donde hubiera deseado no trabajar, pero no me quedó más remedio, porque no se me presentaron otras oportunidades. Sentí que tuve que interpretar el rol de madre, enfermera, maestra, psicóloga, policía… No era el objetivo para el que había estudiado, me sentía totalmente desubicada, frustrada y sin recursos para infantil. Llegaba todas las semanas llorando a mi casa y tenía muchas pesadillas. Estuve a punto de desistir en Semana Santa, pero, para dos meses que me quedaban dentro del convento, aguanté hasta que terminó el curso. Ah, y los niños me pegaron hasta los piojos, jajaja
En Granada fundé mi propia academia de idiomas. Fue una experiencia muy dura, a la vez que satisfactoria, ya que pude desarrollar mis habilidades como comercial, gestora de Recursos Humanos, Community Manager y Webmaster. Sí, todo eso además de dar las clases de alemán. Después de un año, me ofrecieron un puesto en Gran Canaria y volví. Me llamaba mucho más la atención la calima de Canarias que el frío invernal de Granada, jajaja.
En 2017 pasé por mi peor experiencia profesional en un centro de Gran Canaria. No voy a entrar en detalles, pero fue tal tortura que me planteé muy seriamente dejar mi profesión. Estaba totalmente perdida. No encontraba mi lugar y pensé incluso que me había equivocado de profesión.
Un par de meses después, me ofrecieron trabajar con Certificados de Profesionalidad (cursos gratuitos para desempleados) y con cursos para empleados en un hotel en el sur de Gran Canaria. Durante esos días enseñando alemán a adultos, me di cuenta de que no me había equivocado de profesión, sino de nicho. Los alumnos de este tipo de cursos se apuntan, porque tienen interés por el idioma, vienen con ganas de aprender y se esfuerzan por mejorar. Esa actitud me motivó muchísimo y, sorprendentemente, ya no me importaba sacrificar mi tiempo libre para preparar material, inventarme dinámicas o corregir exámenes.
A día de hoy, recojo lo mejor de todas mis experiencias, utilizando lo que he acuñado como metodología heterogénea, una combinación de diferentes metodologías y recursos, que acompañado de creatividad, genera en mis alumnos el efecto sorpresa, clave para lograr la motivación diaria. Esta metodología, mi dedicación absoluta y la pasión que proyecto, derivó en que mis propios alumnos me propusieran en 2019 a los Premios Educa Abanca. Tras presentar todos mis méritos, finalmente fui galardonada como 2ª Mejor Docente de España en Formación Profesional.
Y es que cuando combinas los ingredientes adecuados…
…se produce la magia.
“¡Siempre entras a clase sonriendo, qué energía!”- me dicen siempre. La razón es que actualmente imparto clases de alemán a adultos, promuevo el idioma alemán a través de mis redes sociales (@AlemánLasPalmas) y doy cursos de formación o charlas a otros docentes pretendiendo inspirar a compañeros del gremio. Sin embargo, no trabajo, vivo y disfruto, porque por fin encontré mi lugar y comprendí que, si trabajas en lo que te apasiona, no trabajarás nunca.
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