“AUNQUE LAS GRANDES SUPERFICIES HAN IRRUMPIDO CON FUERZA, NUESTROS VECINOS, ESPECIALMENTE LOS MAYORES, PREFIEREN QUE LES DESPACHEMOS NOSOTROS”

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Por Yolanda Quesada Suárez (Valleseco)

Me llamo Yolanda, tengo 45 años, estoy casada y soy la mamá de Joaquín, de 12 años. Vivimos en Valleseco, de donde somos mi marido y yo. No en vano, lo conozco de toda la vida, además de frecuentar su tienda desde que la regentaban sus padres. 

En la actualidad, este negocio familiar, ubicado en la calle Párroco Marrero Díaz 4, lo llevamos entre los dos, pero también es verdad que mi marido a veces me deja sola para dedicarse a la agricultura, ya que todo lo que cultiva también lo vendemos en Víveres Quintana.

La popularmente denominada ‘Tienda de aceite y vinagre’ hace referencia al comercio que imperaba hace un siglo, donde se vendía de todo un poco: ropa, calderos, comida… Aunque, sin duda, su característica principal era el trato cercano y eficiente con el cliente, al que conocía de toda la vida y con el que había una relación mucho más allá de la profesional. 

Gracias a nuestro entorno rural, no solo hemos podido mantener ese espíritu, sino que seguimos contando con el apoyo de los vecinos que nos compran desde siempre. En este sentido, tengo que decir que, aunque las grandes superficies han irrumpido con fuerza, nuestros vecinos, especialmente los mayores, prefieren que les despachemos nosotros, lo que nos llena de orgullo. 

Mi suegro, que ya tiene 92 años, se dedicó toda su vida al comercio, al igual que mi marido, que ya suma 52 años. En mi caso, debo decir que siempre trabajé de cara al público, tanto en la hostelería como en una floristería. 

Desde que la tienda la llevamos nosotros, hemos informatizado la caja, porque antiguamente se hacía todo con papel y lápiz. Ahora, en cambio, el ordenador registra cada operación y emite el ticket. Ese avance sin el que no se conciben las grandes superficies, para nosotros es un mundo, ya que nos permite registrar todo de una forma rápida y exacta. 

Mi trabajo me gusta bastante, pero no me permite conciliar. En este sentido, debo agradecer la oferta de actividades extraescolares que hay en el municipio, porque gracias a ellas mi hijo está aprovechando ese tiempo para aprender, mientras nosotros desarrollamos nuestros respectivos compromisos laborales. 

Fuera de lo profesional, me gusta la playa, la pesca y hacer rutas de senderismo, a las que suelo ir sola, porque mi hijo se va con la bici. Además, tenemos la suerte de que en Valleseco se vive muy bien y que me gustaría que Joaquín también decidiera echar raíces aquí. 

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