«AHORA MISMO, NO ME GUSTARÍA TENER QUE ABANDONAR EL CAMPO POR UNA OFICINA»

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Por Sara González Rodríguez, 34 años, Autónoma Agrícola de Plataneras, La Palma

Su familia siempre ha estado relacionada con la agricultura, su abuelo siempre tuvo plátanos y de huertos. En su casa también hay huerto, con mangos y aguacates y, siempre recuerda su infancia relacionada con la agricultura. Su padre, por ejemplo, la mandaba a desgarepar, que es eliminar hojas secas del tronco, tarea que, hoy en día, reconoce que es la que menos que le gusta. En verano, siempre mandaban a su hermano y a ella a arrancar hierbas de las huertas y siempre estaban echando una mano, aunque era él quien tenía más responsabilidad por ser el chico y era impensable que una chica viniera para la finca. Sin embargo, la que tomó el relevo de la platanera fue, precisamente, ella. Algo con lo que está encantada y ni se plantea abandonar el campo para volver a una oficina. Su oficina es el cielo y da igual que esté azul o lluvioso, ya que, reconoce que los días de lluvia son la mayor alegría para un agricultor.

«Siento que la gente me mira de manera diferente pero no sólo por ser mujer sino por ser joven»

Reconoce que, en el mundo del plátano, donde la mayoría son hombres, menos las chicas empaquetadoras, es raro ver que sea una chica la que lleve una finca.

De hecho, cuando falleció su padre, reconoce que sintió que no confiaban mucho en su capacidad para hacerlo. Pero tiene la sensación de que ha demostrado que todo sigue igual. De hecho, reconoce que al principio continuó con la labor de su padre exactamente igual pero luego fue observando cómo hacían las cosas los demás plataneros, se informó y ha ido adaptando el trabajo a su gusto.

Ahora que tengo una hija la cosa se complica un poco

Su día a día es trabajar en la finca, luego en su casa y, ahora que tiene una hija, se complica un poco más. De todas formas, tiene la sensación de que su hija heredará su amor por la agricultura, aunque aún es pronto para saberlo.

Le encanta la filosofía del trabajo de no tener jefe, oír música si te apetece, tener libertad de horario.

Y cree que los principales valores son la independencia de poder hacer las cosas como a ti te gusta, algo que le agrada enormemente. 

Cuando le pagaron por su primera fanegada se sintió la mujer más rica del Mundo aunque es consciente de que siempre hay que guardar para que te dure todo el año.

El plátano es un cultivo bastante fuerte en la Palma, con un estilo de trabajo muy marcado pero su ilusión sería conseguir que fuera lo más sostenible posible. De hecho, pertenece a una plataforma que está luchando por conseguir un precio justo para el plátano para equilibrar un poco mejor el coste que les supone plantar plátanos respecto al precio de venta. Algo que, si no se consigue, no podrían vivir de lo que les gusta porque los ahogan con los precios

Si una mujer quiere dedicarse al plátano, le digo que empiece sin miedo porque todo lo demás sale rodado

El mejor consejo que se le ocurre dar a una mujer que quiera dedicarse al plátano es que empiece y se quite los miedos y estereotipos de la cabeza porque todo lo demás sale rodado.

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