«Soy la primera directora sorda de un colegio en España»

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Por Guacimara García Saavedra. Las Palmas de Gran Canaria

Me llamo Guacimara y soy sorda de nacimiento. Llevo audífonos para oír y necesito leer los labios para poder entender bien lo que me dicen.

Cuando nací en Las Palmas de Gran Canaria hace 42 años, mis padres pensaban que era autista porque casi no hablaba y señalaba todo, al contrario que mi hermana, 16 meses más pequeña, que no paraba de hablar. Mi abuelo descubrió que era sorda al cumplir los cinco años y decidieron llevarme a un especialista. Y ahí llega la noticia que nadie espera: el otorrino les confirma que tengo una hipoacusia bilateral severa y profunda, con una pérdida del 90% del oído izquierdo y del 70% del derecho. Pero lo peor fue cuando le dicen “que no iba a ser nada en la vida y que solo llegaría a quinto de Primaria”. Lo que no supo ese médico es que en el fondo me había hecho un gran favor, el porqué lo contaré más adelante.

A los 6 años empiezo a descubrir el maravilloso mundo del sonido, las palabras, la música, el ruido, etc. Empiezo a comunicarme oralmente con muchas dificultades. Fueron muchos años de logopedia, pruebas, médicos, alergias,…una lucha constante para una niña de 6 años inmersa en un nuevo mundo sonoro, desconocido hasta el momento.

Durante la etapa escolar nunca me sentí discriminada, pese a que las cosas no fueron fáciles, arrastrando los aprobados, colocándome en primera fila de la clase, pidiendo que me repitieran las cosas, etc. Consiguiendo finalmente sacar la Educación Primaria «por los pelos”.

Empezó el instituto y la historia se repitió, pero allí estaban mis padres, mi hermana, mi familia y mis amistades que aún conservo. 

Cuando llegué a la universidad a estudiar Magisterio me encuentro con un problema: el inglés. “Me ponían audios que me resultaban muy difícil de escuchar y aprobaba siempre con un cinco, la nota justa”. Actualmente sigo teniendo esas dificultades, en las que debo pedir adaptación al listening y me han rechazado en algunas escuelas oficiales de idiomas.

Las personas con dificultades auditivas tenemos que luchar contra un montón de obstáculos, porque el mayor problema es que son discapacidades invisibles. Mi sordera solo la notan quienes viven y trabajan conmigo.

En el 2003 me presenté a las oposiciones para maestra y las superé. Hace 6 años presenté mi propuesta a directora de centro, función que ejerzo todavía y de la que estoy muy contenta, ya que puedo aportar muchísimo en la escuela sobre la igualdad de las personas, la inclusión y enseñar unos valores desde las aulas para la sociedad. El alumnado es muy consciente de mi dificultad y la verdad es que son bastante comprensibles conmigo cuando les pido que me repitan las cosas hasta tres veces. 

Como apunte decir que soy la primera directora sorda de un colegio de España. Y mi reflexión es la siguiente: ¿a cuántas personas se les ha truncado su vida con un mísera frase?.

También pude realizar un máster en el 2010 realizando una tesina sobre Neurociencia Cognitiva y Necesidades Específicas de Apoyo Educativo. El motivo de realizar dicha formación no era más que por mérito propio. Por acordarme de lo que el otorrino me dijo en su momento. Afortunadamente en dicha profesión están muy bien formados y dan orientaciones a las familias en todos los aspectos.

En la actualidad realizo charlas en colegios, Universidad, entrevistas en prensa, redes sociales y televisión sobre la sordera, la integración y la capacidad que tenemos las personas con discapacidad. 

También pertenezco al colectivo nacional de Docentes Sordos, llevando los medios en nuestras Comunidad Autónoma de Canarias, contando las dificultades con las que nos encontramos hoy en día, derivada de la pandemia SARS Covid-19. El mayor obstáculo con el que me he encontrado ha sido el uso de las mascarillas, ya que al ser opacas no me permiten leer los labios. Y es bastante frustante no enterarte de lo que te explica el camarero, la dependienta y todos los puestos de atención al público,… Ello no me permite dar clases como hago habitualmente.

Mi «cabezonería», voluntad y tesón, es lo que me ha hecho ser alguien en la vida, que nadie te diga cuáles son tus límites. Además siempre he tenido el apoyo de mi familia y amistades. A día de hoy veo la televisión con subtítulos, uso reloj despertador con vibración, voy a la playa y me “desconecto” (a veces el silencio absoluto es un placer), navego con mi marido, buceo, etc. Una vida que se me ha hecho más fácil con las nuevas tecnologías, llevo unos audífonos que me permiten hablar por el móvil, con el volumen muy alto (sin pitar ni interferencias) y escuchar música al mismo tiempo.

Lo que me encanta es poder trabajar en la escuela, un espacio común para transmitir grandes valores a nuestros niños y niñas, nuestro futuro. Y que acepten la IGUALDAD sin miramientos.

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