Por Lorenza Machín -.
La vida es un misterio. También es un regalo y, a la par, es mágica.
Se nos puede hacer eterna y, a la vez, pasar como un suspiro. Como un rayo de luz que por minutos brilla y se esfuma.
Nunca he podido estar bajo el agua ni un segundo, tampoco en lo alto de un edificio y menos, en un lugar cerrado, pero fui la aurora que, por única vez en la vida, me mantuve nueve meses dentro de un embalse suave, de agua tibia y con aromas a rosas. Un lugar donde, a pesar de su estrechez, de su semipenumbra, había unos latidos cercanos que me hacían feliz.
El lucero de la mañana me recibió y, a partir de ahí, nunca volví a ese lugar que vio mi desarrollo desde una minúscula semilla.
Bien sabido es que la aurora es el nacer de un nuevo día. Es abrir los ojos y enfrentarte a un astro que nos deslumbra, pero, a la vez, nos da calor, vida… ¡Hace que todas las veredas florezcan y eso, quieras o no, te empuja hacia adelante!!
Caminante no hay camino, se hace camino al andar (eso dice el poeta)
Mis primeros pasos fueron lentamente, a ciegas, pero tenía que caminar. Tenía que llegar fuera como fuera, al ocaso. Y lo hice con sus segundos, horas, con sus años…. Entre el amanecer y anochecer, preguntas sin responder, caídas, resurgir cual ave Fénix. Muchas incertidumbres, alegrías, tristezas… todo eso me acompañó. ¿Dije alegrías? Sí, dije bien. No puedes sentir más que alegría cuando entre la aurora y el ocaso, la naturaleza te hace el más amoroso de los regalos. ¡Ponen en tus manos un lucero, ponen en tus manos una Estrellita que son quienes te alumbran tu espacio, tu vida!!!
Pero, los silencios siguen ahí. Por todas las Diosas… ¿hasta cuándo? No preguntes y… ¡camina, camina!!! ¡Tienes que llegar! ¡Eres capaz de ello!!
Y claro que caminé… caminé y derribé barreras. Atravesé caminos escarpados, crucé las oscuridades. Abrí una puerta perennemente cerrada y de allí salieron de su interior, los sonidos de miles de violines tocando.
Los silencios hablaron y llegué. Sí, llegué. Me esperaba el ocaso, pero no oscuro. Me esperaba lleno de luz, me esperaban renovadas energías…. Me esperaba ella desbordante de amor que me envolvió con toda su ternura. Que me dio su mano y me dijo: ¿caminamos juntas? Que le di la mía y le dije: ¿volamos juntas? ¡Volemos libres! Vivamos!!!