“La diferencia con años anteriores fue el aumento de alquileres de viviendas, al destruirse el alquiler vacacional urbano”

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Por Ada González (Gran Canaria)

El 2019 fue un año fructífero para el sector inmobiliario, por lo que nadie podía pensar que el siguiente marcaría el cambio de estrategias. En el 2020, un gran sector de empresas se vio afectado por el parón obligatorio que supuso la COVID. Y es que muy pocas estaban preparadas para soportar el teletrabajo y otras dependían de la atención directa al público, más la destrucción del turismo. 

Respecto al sector inmobiliario, todas aquellas oficinas que no habían implementado las vistas virtuales y las vídeoconferencias fueron las que más sufrieron el cierre. Para nosotros es imprescindible la visita a propiedades, el comprador/inquilino tiene que ver personalmente la vivienda que va a comprar o alquilar.

Por el contrario, aquellas inmobiliarias como la nuestra: “Ada González Inmobiliaria”, que sí utilizan desde siempre las herramientas telemáticas, reportajes, no solo de fotos sino de vídeos, y las videollamadas en directo en la misma propiedad, pudimos seguir trabajando durante ese período. Mis clientes siempre me dicen que mi teléfono no para de sonar, ya sea por llamadas o por WhatsApp, y así es, llevo la oficina siempre conmigo.

En ese período de confinamiento, hubo un aumento cuantitativo y cualitativo de tráfico virtual en nuestras propiedades; las personas interesadas dedicaban más tiempo a entrar a las publicaciones y a estudiarlas al detalle en www.adagonzalez.es. Contactaban con nosotros vía mail, llamada de teléfono o por WhatsApp, no era posible hacer visitas presenciales, pero, al tener muy buenos reportajes de vídeo, podíamos ir explicándolas con una videoconferencia. En algún caso, la visita presencial se hizo a partir del 11 de mayo, fecha en la que ya podíamos salir a la calle y en otro mejor caso, se firmó arras digitalmente y se formalizó en notaría cuando ya podíamos salir.

No puedo decir que el año pasado se caracterice por las ventas, ya que la inseguridad y la inestabilidad laboral impide comprar propiedades. Fue un año de esperas a ver qué pasaba y de no arriesgar en tomar decisiones. Lo que sí marcó una diferencia con años anteriores fue el aumento de alquileres de viviendas, al destruirse el alquiler vacacional urbano; los propietarios vieron una salida factible en el alquiler de larga temporada. Los meses de encierro agotaron mentalmente a las personas, queríamos vivir en espacios abiertos, con terrazas, azoteas, incluso un simple balcón como única alternativa para estar cerca de la libertad que tanto deseábamos. 

Este año que recién empieza tenemos que vivirlo cada día e irnos adaptando a cada situación y, por supuesto, nuestra empresa irá siempre de la mano de la actualización para seguir estando a la altura de las necesidades de nuestros clientes. 

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