“¿ESTOY HACIENDO LO QUE REALMENTE QUIERO O ÚNICAMENTE ME CONFORMO CON LO QUE HAGO?”

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Por Elena Hernández (La Aldea de San Nicolás)

Mi nombre es Elena Hernández, tengo 36 años, y nací y crecí en La Aldea de San Nicolás, donde actualmente vivo.

Soy arquitecta, aunque emprendedora de vocación. 

Ya desde el segundo día de colegio, en lo que conocíamos como “parvulito”, con tan solo 4 años, le dije a mis padres que ya no era necesario que me acompañasen y que quería ir sola. Quizás por las bondades y características del municipio que me vio nacer, me dieron permiso para recorrer ese kilómetro a pie desde mi casa hasta el “cole”, y creo que fue en ese momento, cuando comencé a manifestar mi capacidad de autonomía, la inquietud por descubrir y abrirme al mundo.

Atraída por la rama de la construcción, estudié Arquitectura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, pero nunca dejé atrás mis ansias de explorar. Durante los años de carrera, solicité varias becas para completar los estudios fuera de la isla: un semestre en México (ITESM, Monterrey) y un curso en el País Vasco (UPV, San Sebastián).

Cuando finalicé la carrera, el país se encontraba en una importante crisis económica, lo que dificultaba a los nuevos arquitectos tener cabida en el mercado laboral nacional. Sin pensarlo, decidí completar mi formación en idiomas, trabajando un año como aupair en Irlanda, pero no les voy a engañar, también quería conocer, explorar, empaparme de nuevos lugares. 

Al ver que la situación económica no mejoraba en España,

decidí cruzar “El Charco”, como lo había hecho mi abuelo hacía 55 años, ¡Quién me lo diría!

Aunque en este caso no a Venezuela como él lo había hecho, sino a Ecuador, dónde por ese entonces había una gran demanda de profesionales.

Desde que pisé suelo andino, trabajé para otros arquitectos en la ciudad de Riobamba, hasta que tomé las riendas de mi propio estudio. A pesar de las dificultades, sobre todo y entre otras cosas por el hecho de ser extranjera y mujer en un país donde el machismo está presente, sin perder la sonrisa afronté todas y cada una de las vicisitudes de mis cuatros años vividos en Ecuador.

Descubrí allá el “Turismo comunitario”, la revalorización de los recursos culturales y naturales locales,

una alternativa económica en las zonas rurales, donde el patrimonio y el turismo iban de la mano. Eso me despertó la atención. 

Sin duda, esta experiencia supuso un gran aprendizaje, me enriqueció como persona y me hizo «poner sobre la mesa» una gran cuestión que generó un punto de inflexión en mi vida:

¿estoy haciendo lo que verdaderamente quiero o únicamente me conformo con lo que hago?

Y fue entonces cuando comencé a idear el proyecto que actualmente llevo a cabo. La nostalgia y el amor por La Aldea junto al conocimiento adquirido, hicieron que retornara a mi municipio, y pusiera todo en marcha. Lo llamé “Garoé Estudio”, por mi hijo ahora de 4 años, asociado a la marca “LaAldeabnb”

www.laaldeabnb.com

Al llegar contacté con propietarios de viviendas no habitadas y deterioradas, pero con alta probabilidad de explotación como vivienda vacacional, para reformarlas y finalmente gestionarlas íntegra o parcialmente. De esta manera, comenzaba a generarse una economía local en torno al proyecto: demanda de servicios de albañilería, fontanería, productos de tiendas de electrodomésticos, tiendas del hogar, ferreterías, entre otros.

Finalmente, he unido mi formación y el entusiasmo por conocer nuevas culturas, con el privilegio de

dar a conocer a los visitantes de nuestro pueblo la idiosincrasia de esta parte de la isla,

con marcada identidad, así como los valores etnográficos y naturales que encierra su entorno.

La presente crisis sanitaria y económica nos plantea ahora muchos nuevos retos a superar. Mi receta será la misma: “reinventar y reinventarme”.

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