“EN ESTA VIDA TODO ES RELATIVO, DEPENDE DEL PUNTO DE VISTA QUE TÚ LO MIRES”

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Por Amparo Montesdeoca Saavedra (La Aldea de San Nicolás)

Me llamo Amparo, tengo 54 años, estoy casada y tengo dos hijos: una chica y un chico. Y siempre he residido en el municipio de La Aldea de San Nicolás. 

Mi vida no ha sido fácil. Fui criada en el seno de una familia en la que predominaban los hombres, porque tenía cuatro hermanos, más mi padre. Yo era la única niña y, desde pequeña, me encomendaron grandes responsabilidades en el hogar, así como amarrando tomateros. 

Fui seria en los estudios, porque siempre he tenido claro que son muy importantes. Cuando terminé el graduado, me matriculé en FP, pero no llegué a terminar ninguna titulación, porque decidí empezar a trabajar en el almacén de tomates para ayudar en casa. 

Y así fue, con 14 años comenzó mi etapa laboral, aunque a las 6 de la tarde “me echaban fuera”, porque era menor de edad y no podía hacer horas extras. De los 14 a los 25, mi sueldo íntegro fue destinado a mis padres. 

Me casé a los 25 años y con 28, nació mi primera hija: Indira. Estoy muy orgullosa de ella, porque ya es independiente y tiene su carrera: Ingeniería Náutica. Al niño también le va bien en los estudios y está ya en 1º de bachiller. 

Siempre he sido muy luchadora y no he dejado de estudiar para progresar, por lo que he hecho muchos cursos, con la intención de querer entender un poco más la vida y enriquecerme culturalmente. 

En lo que respecta al trabajo, nunca se me han caído los anillos. Además de trabajar en el almacén, he limpiado apartamentos en el sur, he ejercido de dependienta y comercial… hasta que me llegó la hora de poder abrir mi propia peluquería. Para ello, estuve yendo a la academia a Las Palmas de Gran Canaria durante tres años, tres veces a la semana, desde las 9 hasta las 2 de la tarde. En este sentido, tuve la suerte de contar con mucha gente alrededor que quería que le trabajara el pelo, con lo que pude practicar antes de la apertura de mi negocio, que, dicho sea de paso, me costó lo mío, pero puedo decir orgullosa que lo conseguí. 

Por otro lado, me he presentado a varias oposiciones, con la intención de trabajar en lencería, como planchadora, peluquera o telefonista. Es más, me llamaron del Hospital Militar para trabajar por primera vez el año pasado, pero la casualidad o el destino hizo que, un día en el que estaba limpiando mi cocina, me cayera y me rompiera la tibia y el peroné. En estos momentos, estoy de baja; llevo un año y pico recuperándome, pero, cuando te ponen placas, es difícil.

Por ello, estoy en un punto en el que no sé qué va a ser de mi vida, porque no sé si me volverán a llamar, si me quedaré bien del todo… En fin, mi presente está cargado de incertidumbre, pero sé que voy a salir adelante, porque siempre he sido muy luchadora. En cualquier caso, yo no dejo de estudiar y, aunque estoy en la lista de pinches, quiero obtener más puntuación para aumentar mis posibilidades. 

Y es que mi espíritu combativo ha hecho que no solo me esfuerce a nivel personal, sino que me guste ayudar y motivar a los que tengo a mi alrededor, así como luchar por mi pueblo, por el que he ido caminando a la capital para reclamar una carretera que nos aportara accesibilidad, que siempre hemos estado muy apartados. 

Al montar mi propio negocio, tuve miras de pensar más allá de él y, gracias a esta mentalidad, hoy funciona como vivienda vacacional. Esta lección ya la traía aprendida, porque cuando era joven y mi padre quitó una tienda que tenía, convencí a mi madre para hacer dos apartamentos. Hoy día posee cuatro y, sin duda, fui un buen estímulo para que ella tuviese una buena entrada en aquella época. No en vano, nos ha ido muy bien, porque han pasado por allí muchas personas de todas las nacionalidades. 

A mí me encanta conocer gente y poder servir en lo que pueda. Me gustaría hacer más por mi pueblo y estar con las mujeres para animarlas a que tengan más iniciativa y no se queden tanto en casa. Sin embargo, en este último año y medio, en el que he tenido que recuperarme, me he visto obligada a ser egoísta. Debo pensar que ahora me toca a mí. 

Cuando echo la vista atrás, me doy cuenta de todo lo que he conseguido trabajando muchísimo, porque cada pintura de mi casa, me ha costado sudor y lágrimas, como se suele decir. Si pienso en el futuro, solo pido estabilidad y sé que la voy a conseguir para salir adelante con mi familia. 

A modo de conclusión, quiero matizar que, en esta vida, todo es relativo, que Dios nos da lo que nos tiene que dar y quitar, porque es así, es la ley. Todo depende del punto de vista que tú lo mires, pero para bien o para mal, la vida es así. 

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