Queridas lectoras.
Ayer, en el Ayuntamiento de Madrid, se votó una propuesta que nos concierne a todas. Una iniciativa que, bajo una apariencia de protección, es un golpe directo a nuestra libertad, a nuestra dignidad y a nuestro derecho inalienable a decidir sobre nuestros propios cuerpos y proyectos de vida.
Una vez más, nos convierten en moneda de cambio. Una vez más, partidos políticos como VOX y PP se erigen en portavoces de nuestra conciencia, pretendiendo hablar por nosotras, las mujeres, como si fuéramos un conjunto homogéneo sin voz propia. Y hoy, desde esta revista, alzamos la nuestra para decir: ya está bien.
Es una falta de respeto profunda que utilicen nuestros úteros como un campo de batalla política. Que intenten presionar, coaccionar y guilt-tripar [hacer sentir culpa] a cualquier mujer que, ante un embarazo, pueda tomar la decisión más difícil y personal de su vida. Nosotras, las mujeres, no decidimos a la ligera. Lo hacemos con la conciencia, la responsabilidad y la inmensa soledad que a veces conlleva ser dueña de un destino.
No necesitamos que nos tutelen. No necesitamos que nos señalen. Necesitamos que nos respeten.
Nuestros cuerpos no son territorios para sus guerras ideológicas. Nuestras vidas no son eslóganes en sus campañas. Somos mujeres con criterio, con inteligencia, con dolor, con alegrías y con el derecho sagrado a ser las únicas arquitectas de nuestro futuro.
Por todas las que se han visto arrinconadas por una ley.
Por todas las que han tenido que escuchar un sermón en lugar de apoyo.
Por las que vendrán y merecen un mundo donde su palabra sea la última sobre sí mismas.
No podemos consentirlo. No lo consientas.
Alzar la voz hoy es un acto de defensa propia. Es un recordatorio de que nuestra libertad no es negociable. Es un mensaje claro a la clase política: dejen de hablar por nosotras. Nosotras tenemos mucho que decir.
Con la delicadeza de quien comprende la complejidad de la vida y la firmeza de quien no cederá un ápice en lo fundamental.
Porque solo nosotras elegimos. Solo nosotras decidimos.
Unidas en la sororidad.
